domingo, 12 de mayo de 2013

argumentario en contra de los escraches



Comentario sacado del blog

Siempre habla quien no debe



Escrache “No llores niño, la colleja va en el sueldo de tu padre”


Veamos, admitamos verdades absolutas.
1) Protestar está bien, y hacer saber a tus representantes tus opiniones como votante o ciudadano es perfectamente lícito.
2) Coaccionar a representantes políticos para que cambien el sentido de sus votos bajo amenazas está mal.
No voy a entrar demasiado en el fondo de la defensa de la PAH y su ILP, entre otras cosas porque el tema de los hipotecados con embargos es muy variable, hay gente embargada que no ha caído en la indigencia, hay gente embargada condenada de por vida, hay quien no tuvo culpa de la situación y hay quien sabía (o debía saber) que jugaba con riesgo. La ILP no matiza, ni discrimina (en mi opinión) y no me convence, lo dejo claro pero no voy a entrar a esa discusión, que se vote la ILP y se discuta.
La PAH se encuentra con un “problema”, en el parlamento y en el senado hay un partido con sólidas mayorías absolutas obtenidas hace bien poco que no parece receptivo a sus planteamientos, vamos a dejar de lado que el segundo partido y anterior gobernante tampoco lo está (aunque se esfuerza en ponerse de perfil que ya ha sufrido suficiente desgaste electoral). De modo que la PAH sabe que su ILP será discutida y o descartada o modificada en profundidad, por ello pretende conseguir que un número de diputados suficiente cambie de opinión en el PP. Por ello recurre a un método popular en argentina, el escrache.
Ante el escrache hay diversas opiniones en muchos medios, pasen el rato para documentarse si no lo han hecho. Algunas son geniales, destaco esta:

Hay gente a la que le gustaría sufrir un escrache

Luego sacamos unos párrafos de Antonio Orejudo, que lo borda.
Desde luego el escrache no es terrorismo, ni ETA, y que te toquen el timbre no es el fin del mundo, creo que Gonzalez Pons y su familia superaran sobradamente este momento. Además de eso puedo incluso admitir que haya quien piense que Gonzalez Pons se lo merece (yo no lo creo, peores cosas tenemos en política).
También puedo admitir que haya quién está convencido de que la ILP tal como está propuesta podría ser necesaria y positiva. A mi me parece que la propuesta de dación en pago expulsa del mercado inmobiliario precisamente a todas aquellas personas que quieren proteger con la ley, de modo que dudo que esté bien pensada. Me temo que justo después de esto viene la exigencia de que el estado construya casas a precio asequible y financie su compra y eso me pone los pelos de punta.
Pero vayamos al escrache en si, ¿es defendible?. Algunos plantan la línea de defensa en que el PP sobrereacciona y les acusa de terroristas, acusación que yo también veo subida de tono. Pero aún así:
  1. Uno puede exigir el cambio del sentido de voto a SU diputado, es decir, si yo vote al PP y creo que se equivoca al no aprobar la ILP de la PAH puedo ir a Gonzalez Pons y exigirle que cambie, pero si yo vote a otro mi voz ya está representada. Si no tengo mayoría para aprobar algo, me jodo, es lo que tiene la democracia. Dudo que en el movimiento de escrache haya votantes del PP (puede haber alguien tan bipolar, pero no lo creo). De modo que pretenden que el diputado elegido con los votos de otro cambie de bando. Mal. Busquen afiliados del PP que les firmen las cartas, si es que los encuentran. Mientras tanto los diputados del PP están defendiendo la posición de su partido y de sus votantes.
  2.  Si una o dos personas fueran a dejarle cartas al diputado Pons, repartir panfletos y pegar carteles podríamos valorarlo diferente. ¿Por qué el grupo? Por que a uno le pueden detener y hacerle responsable de sus actos, pero entienden que a 50 personas no les pasa. Te escondes en el grupo, buscando la impunidad.
  3. Entre hacer notar tu disconformidad (manifestarse o enviar una carta al parlamento) y la intimidación física hay un gran espacio, pero hay que poner la línea de lo admisible en algún sitio, para mi esa línea no permite ir en grupos de 50 o 100 personas a manifestarse a la casa de nadie, poner carteles (encima de un diputado ampliamente conocido no tiene sentido) y subir a tocar al timbre. Si ya esto involucra en la acción a terceras personas (familiares) es ya inadmisible. Podría discutir si es admisible hacer eso en las puertas del congreso pero nunca en los domicilios. El objetivo no es incomodar, hacer notar tu opinión si no es hacerle la vida imposible a alguien y a su familia.
La justificación del escrache es similar a otras acciones como piquetes agresivos en las huelgas, ocupar/rodear/asediara el congreso o echar a gritos a manifestantes que se suman a tu causa y no te gustan. Es subir el nivel de agresividad escudandote en “algo hay que hacer porque la situación está muy mal”. Es decir que los principios están muy bien hasta que con ellos no te sales con la tuya. Es reconocer que los procedimientos, reglas y los límites solo te valen mientras te va bien con ellos.
Básicamente, es reconocer que el fin justifica los medios.
Es reconocer que no tienes el suficiente apoyo pero que puedes hacer más ruido que los demás e imponer tus posiciones gracias a tu agresividad y no a tus razones ni a la cantidad de tus votos. Es ir por una vía que nos conduce a degradar la democracia. La cantidad de ejemplos que podemos poner de salvapatrias que hicieron algo “un poco mal porque era necesario” es evidente.
Tocar un timbre no es el fin del mundo, pero eso no lo convierte en justificable. Solo puedo desear que no sirva para absolutamente nada como por fortuna parece.
Bonus.
Sobre Antonio Orejudo (@AntonioOrejudo) y si, está sacado de contexto, pero es que así se ve la barbaridad que dice:
  1. “nadie me obliga a aceptar un puesto en las listas”. Esa justificación es la misma que los que insultan al arbitro porque si no le gusta que le nombren a la madre no debía meterse a ello. Patética. Te lo has buscado tío, te has metido a político. Luego decimos que ellos desprestigian la política. Solo un chorizo admitiría un trabajo que justifica que cualquiera tenga el derecho de humillarte, gritarte o amenazarte.
  2. “si la familia de Su Señoría se beneficia de los privilegios aparejados al acta de diputado, empezando por el sueldo, no parece tan grave”. No se si calificar al que dice algo así de idiota o de miserable. En el sueldo de Pons va que le insulten a él, y se supone que a sus hijos que cargan con ello. Me imagino los editoriales de los periódicos si en los colegios la gente hiciera responsables a sus hijos de las gilipolleces que a menudo escriben sus padres para ganarse el pan. No llores niño, la colleja va en el sueldo de tu padre.

Sacado del blog de  

Santiago González.

Fue sólo un poquito

Sexmero
El juez Marcelino Sexmero Iglesias ha dictado un fallo, bendita polisemia, ordenando el archivo de las actuaciones. No había leído un auto tan ayuno de sintaxis desde Baltasar Garzón. Sería imposible hacer un fisking riguroso a toda la pieza, conformémonos con un apunte. Aquí el auto, aquí el apunte:
“El límite implícito del ejercicio de un derecho fundamental se situaría en el punto en que  en el que se limitase del ejercicio del derecho fundamental de otro de una forma irrazonable y desproporcionada.
En el caso que nos ocupa, los llamados “escraches” ante los domicilios de determinados políticos en activo, este límite suele encontrarse [¿Qué quiere decir 'suele' en asunto que carece de antecedentes, y en el que el juez no encuentra mejor palabra que la que los denunciados dan a sus acciones?] en el derecho a la libertad ideológica y al (sic) derecho a la intimidad, cuando las manifestaciones se convocan con el único propósito de ofender y descalificar una ideología o posición política concreta”.
Cita como hechos el juez Sexmero que el 5 de abril a las 18:20 horas, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría acababa de llegar a su casa, en la que se encontraban su marido y su madre, “que estaba dando la merienda al nieto de 16 meses cuando oyeron gritos fuera del inmueble como “si (sí) se puede, pero no quieren” [este eslogan debería explicar que las víctimas del escrache incurren en actitud ilegítima al no querer. De otra manera, sería un argumento para delincuentes. Sí puede, pero no quiere, diría el atracador de los cajeros de los bancos, el sillero del transeúnte a quien pide navaja en mano su cartera, el violador de su víctima] “Soraya, Soraya quien te paga tu casa no son suicidios son asesinatos” [Aquí, el juez Sexmero debió esmerarse un poco más con las comas y aun con las comillas, con el fin de no hacer una consigna de lo que eran dos. La primera, "Soraya, Soraya, quién te paga tu casa" es una tontería: los mismos que le pagan al escrachante Verstrynge las cuatro viviendas que posee para dejar una a cada hijo. Los mismos que se la pagan al juez Sexmero, al presidente del Supremo, Gonzalo Moliner, y a los tres millones de españoles que ejercen la función pública. Se la pagamos todos los contribuyentes. O, para ser más preciso: nosotros les pagamos su sueldo y ellos, con su dinero, optan por pagar una hipoteca y tener una casa o prefieren pasar de hipotecas y se lo gastan en alquiler y otros asuntos, como hace el alma mater de todo este descacharre, Ada Colau, presidenta no afectada de la hipoteca de unos hipotecados de verdad.] Es evidente que ‘no son suicidios, son asesinatos’ tiene dos problemas lógicos: la relación causal y la calificación ‘jurídica’.
El problema que plantea el auto del juez Sexmero es si el derecho a expresar ideas por poco razonables que sean debe prevalecer sobre el derecho a la intimidad de las personas, a no ser acosadas en su domicilio y a que sus familias no padezcan consecuencias de algo que a ellas, al parecer y según la moral que parece imponerse en la judicatura, es consustancial al cargo de los políticos. Total, fue poco tiempo. Llama la atención que el auto que proclama con énfasis la libertad de los acosadores, minimiza el coste y el tiempo: “poco más de veinte minutos” escribe dos veces en el auto, para las víctimas, que fueron: la vicepresidenta, su madre, su marido y su hijo, de 16 meses, que se echó a llorar al oír los gritos y a quien hubo de llevarse su abuela a otra parte de la casa. También admite el juez “la imposibilidad de sacar al hijo de la Sra Sáenz de Santamaría a pasear”.
El autor del blog ‘Siempre habla quien no debe’ tituló sarcásticamente un razonable comentario cuando elan acoso a González Pons: “no llores niño, que la colleja va en el sueldo de tu padre“. El juez deja claro que al bebé de la vicepresidenta se le impidió su paseo de todas las tardes “poco más de 20 minutos”. Dos veces. ¿Considera que cualquier madre racional debería haber bajado a la calle con en niño y su sillita ¿a los 22, 25, 30 minutos? en la seguridad de que no iba a tener un encuentro desagradable con algunos de los manifestantes?
Sexmero desestima la posibilidad de que los escrachantes pretendan coaccionar a las familias de los políticos ni a ellos mismos para que cambién el sentido de su voto, en contra de lo que los textos de la plataforma Ada Colau proclaman. Tampoco para en sutilezas sobre los mecanismos de la coacción y la extorsión y el subjetivismo de las víctimas. Además, podía haber argumentado, los niños no guardan memoria de estas cosas. Seguro que al día siguiente no recordaba nada. Llevemos las cosas al absurdo: ¿Cómo pueden pedir pena alguna de cárcel para mi defendido?¿Violación, dice el señor fiscal? Fueron poco más de 2o minutos, fue la puntita nada más, bueno, ni siquiera llegó a eso, se quedó en simple magreo.
Marcelino Sexmero intervino activamente en la huelga de los jueces de 2009. Con tal motivo fue entrevistado en la SER el 21 de enero de aquel año:
“La Justicia está mal y no hay nadie que haga marketing por ella (…) Lo peor, la isatisfacción de que nunca, y por mucho que trabajemos, por myucho que hagamos, por muchas sentencias que dictamos, nunca, absolutamente nunca, de no ver la labor reconocida. Por ejemplo, empezando por el Gobierno, el ministro de Justicia tiene unas condecoraciones, que se las dan a abogados, se las dan a notarios, se las dan a cualquiera, pero a los jueces… A los jueces, tienes que estar jubilado, tienes que estar medio muerto para que te puedan dar una medalla de esas.
La verdad es que a veces es una totería, poque quitando los accidentes de tráfico, estamos hablado siempre de que si me han llamado no sé cuántos, típica pelea de vecinos, que se pierde un tiempo horroroso, casi siempre las sentencias son absolutorias, porque claro, es la palabra de uno, contra la palabra de otro y nunca ¿? testigos, pero claro, pones en marcha toda la maquinaria de la Justicia para hacer un juicio donde hay un fiscal, un juez, un secretario, un agente judicial para luego al final llegar a una sentencia absolutoria porque el vecino de al lado me dijo que era un hijo puta.”
No vea su señoría en estas líneas indicio alguno de desacato. Es sólo un ejercicio del derecho fundamental a la libertad de expresión. Aclaración que hago por si acaso. Lo decía Esteso hace 37 años en una memorable actuación: “Se pué largar”.

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